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Aunque muy poco a poco y con lluvias y subidas y bajadas, el buen tiempo está llegando y tenemos que poner nuestra piscina a punto. El mantenimiento de la piscina puede ser, en muchas ocasiones, un camino laberíntico. Cloro, alguicida, filtros, bombas, limpiadores, medidores… Hay tantos aspectos en los que centrarnos a la hora de mantener la piscina que todo puede ser un poco confuso. Sin embargo, si hay una cifra que podemos tomar de referencia a la hora de mantener nuestra piscina en perfecto estado, es el pH. Y es que en muchas ocasiones os hemos explicado que, si el pH se mueve hacia un lado u otro del índice adecuado, el resultado puede ser catastrófico.

¿Qué problemas pueden surgir?

Por una parte, si el agua de la piscina se vuelve demasiado ácida, es muy posible que el agua sea demasiado fuerte y comiencen a estropearse las paredes de la piscina y los demás dispositivos. Además, un agua demasiado ácida tampoco resulta demasiado saludable para las personas. Si por lo contrario, la acidez baja y el agua se convierte en una más blanda, la probabilidad de que comiencen a aparecer las algas y el agua sucia aumenta considerablemente. Por lo tanto, el pH de la piscina debe encontrarse en un nivel de 7,6. Si baja, los efectos sobre la piel y las mucosas de las personas puede ser nocivo y su sube demasiado, pueden aparecer las bacterias y a depositarse suciedad en las paredes de la piscina.

Lo mejor que podemos hacer es mantener el pH en un nivel constante y evitar que la alcalinidad baje, puesto que el vaso de la piscina comenzaría a mancharse y también evitar que la alcalinidad suba, ya que los microorganismos comenzarían a aparecer y a crecer. Cuando vertemos una cantidad de calcio excesiva provocamos que la dureza del agua aumente, es decir, que el pH baje de forma considerable estropeando los materiales que cubren la piscina, pero evitando que las bacterias vivan. Si nos pasamos con el cloro, mal; si echamos muy poco, también mal.

Una opción interesante para evitar que el cloro provoque esa acidez, (el cloro puede disolverse fácilmente y dejar restos solamente del ácido), es el uso del bromo. Este elemento químico es muy aconsejable para desinfectar la piscina sin aumentar la acidez de la piscina. Pero, cuidado, todo tiene su dosis, para ello, utiliza un dosificador de bromo.

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